jueves, 20 de mayo de 2010

Bryan Caballero - Emiliano Zurbano - Nestor Benitez - Facundo Fernandez
Calendario gregoriano
El calendario gregoriano es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo. Así denominado por ser su promotor el Papa Gregorio XIII, vino a sustituir en 1582 al calendario juliano.

El día, la semana y el mes
División del Calendario Nº Nombre Días
1 Enero 31
2 Febrero 28 ó 29
3 Marzo 31
4 Abril 30
5 Mayo 31
6 Junio 30
7 Julio 31
8 Agosto 31
9 Septiembre 30
10 Octubre 31
11 Noviembre 30
12 Diciembre 31

* Día: es la unidad fundamental de tiempo del calendario gregoriano. Un día equivale aproximadamente a 86.400 segundos del Tiempo Atomico Internacional o TAI: recordemos que es el TAI el que se tiene que ajustar al verdadero movimiento de rotación terrestre, que se retrasa con respecto a la duración del mismo.
* Semana: periodo de 7 días.

En la mayoría de los países cristianos, la semana empieza el lunes, pues el día domingo se acomodó como el séptimo día según la religión cristiana predominante, la Católica (pág 174 del libro A Doctrinal Catechism), siendo, en realidad, el sábado el séptimo día bíblico, día de descanso (Éxodo 20:12). Aunque se considera que el primer día de la semana es el domingo, costumbre que se ha extendido a algunos otros países.

Duración del año gregoriano
El calendario gregoriano distingue entre :

* Año Comun: el de 365 días
* Año Bisiesto: el de 366 días
* Año Secular: el terminado en "00"


Duración del mes gregoriano
Mes: periodo de 30 ó 31 días, salvo para Febrero que tiene 28 días en un año común, y 29 días en un año bisiesto.

La importancia del calendario gregoriano
A pesar de que, aparentemente, el calendario persa es más preciso que el Calendario gregoriano, en el que hay un error de un día cada 3320 años, mientras que en el calendario persa el mismo error aparecería cada 3.5 millones de años, la importancia del calendario gregoriano estriba en que el sistema de tiempo gregoriano es el que se utiliza universalmente, inclusive, en Irán, la antigua Persia .
Así, el problema del origen de nuestra era y los que se derivan del empleo de múltiples calendarios diferentes quedó resuelto con la creación del calendario gregoriano: si en él se afirma que la Era Cristiana comenzó 1582 años antes de su elaboración y todos los países respetan esta idea, toda discusión debería acabar; y los temas de cuándo nació Cristo o lo que estableció Dionisio el Exiguo dejan de tener importancia (al menos, desde el punto de vista de la medición del tiempo). La cuestión final era la adopción de dicho calendario y, como hemos visto, todos los países del mundo lo han venido adoptando a través del tiempo.
La mayor exactitud del calendario persa es algo discutible por una simple razón: se trata de una exactitud a la que habría que realizar ajustes en el futuro, lo mismo que sucede con el calendario gregoriano. Si dentro de 3300 años (más o menos, cuestión muy importante) habrá que hacer un ajuste de un día al calendario gregoriano, parece bastante probable que el calendario persa tenga también que ajustarse antes de avanzar 3.5 millones de años en el futuro. El tiempo futuro no se puede determinar: la duración del año, del día, del segundo de tiempo, se desacelera con el tiempo, pero no se puede determinar exactamente cuánto ni a que ritmo. Y, sobre todo, un calendario no es importante por una enorme exactitud en la medición del tiempo, sino por tener una exactitud razonable y una fundamentación clara y aceptada por todos.
Calendario Juliano

El calendario juliano es el antecesor del calendario gregoriano y se basa en el movimiento del sol para medir el tiempo.
El nombre de calendario juliano procede de Julio César, en honor al cual se adoptó el nombre de Julio, primero, y juliano, después, para designar el calendario establecido bajo su consulado.
Originariamente, en muchas culturas antiguas se utilizaba el calendario lunar para contar el tiempo. Las evidencias históricas más antiguas indican que el primer calendario solar fue creado en el Antiguo Egipto, a principios del tercer milenio a.C.; surgió de la necesidad de predecir con exactitud el momento del inicio de la crecida del río Nilo, que tiene una periodicidad anual, acontecimiento fundamental en una sociedad que vivía de la agricultura. Este calendario tenía un año de 365 días, dividido en tres estaciones, meses de 30 días y decanos de diez días.
Sosígenes de Alejandría tenía conocimiento de la fallida reforma de Cánope al calendario egipcio, sucedida dos siglos atrás, y colaboró con Julio César para adoptar esa vieja reforma al calendario romano e implantarla como un nuevo calendario. Esta adaptación fechaba las estaciones y sus fiestas romanas correspondientes concordando con el momento astronómico en el que sucedían.
El nuevo calendario se implantó en el año 46 a. C. con el nombre de Julius y mucho después de juliano, en honor a Julio César. Únicamente en ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales, para corregir los desfases del calendario anterior, y se le llamó año de la confusión. Para ello, se agregaron dos meses, entre noviembre y diciembre, uno de 33 días y otro de 34, además del mes intercalado en febrero.
Desde 44 a. C. se acordó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro años se contarían 366 y se llamaran años bisiestos, porque se fechaban dos días consecutivos como 24 de febrero (último día del calendario romano en ese momento). En aquella época ese 24 de febrero se llamaba ante diem sextum kalendas martias y cuando era año bisiesto, el día adicional (366), se le llamaba ante diem bis-sextum kalendas martias, de allí el nombre de bisiesto. Ese mismo año tuvo 445 días para compensar el desfase. El cálculo de los días era inclusivo: se contaba el día de partida y el de llegada, ya que los romanos no conocían el número 0 (cero).
Por lo anterior, el calendario juliano consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189, es decir, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los 1257 años que mediaban entre 325 y 1582, un error acumulado de aproximadamente 10 días, por lo cual se instauró el calendario gregoriano.
Pero en el año 44 a. C. los pontífices paganos decidieron considerar años bisiestos cada tres años ordinarios, en vez de cada cuatro. Tiempo después, se dieron cuenta del desfase provocado hasta el año 10 a. C., y se corrigió en el 8 d. C., por orden de César Augusto, quién ordenó excluir el día adicional de cada año bisiesto, durante 36 años, es decir, hasta el año 44 d. C.
Consta de 365 días divididos en 12 meses, excepto los años bisiestos que tienen 366 días, y añaden un día adicional al mes de febrero. El calendario juliano cuenta como bisiestos uno de cada cuatro años, incluso los seculares. Con este calendario se comete un error de 3 días cada 400 años.
La distribución de los meses y días en el mundo clásico
1. Mártium (31 días)
2. April (30)
3. Máium (31)
4. Júnium (30)
5. Quintil (30)
6. Sextil (30)
7. Septémber (31)
8. Octóber (30)
9. Novémber (31)
10. Decémber (30)
11. Januárium (31)
12. Februárium (30) (31 en los años bisiestos)
La distribución de los meses y días en la actualidad
1. Januárium (31 días)
2. Februárium (28) (29 en los años bisiestos)
3. Mártium (31)
4. April (30)
5. Máium (31)
6. Júnium (30)
7. Júlium (31)
8. Augústum (31)
9. Septémber (30)
10. Octóber (31)
11. Novémber (30)
12. Decémber (31)
El calendario inca era lunisolar. Comenzaba el año con el solsticio de invierno, y reconocían este momento gracias a un gnomon. Alrededor de la ciudad del Cuzco había doce pilares dispuestos de tal manera que en cada mes uno de ellos señalaba por dónde salía el sol y por dónde se ponía. Estos pilares se llamaban sucanga; y con ellos se anunciaban las fiestas y los tiempos de sembrar y coger.
Los incas tenían un año de 365 días de doce meses o lunas, consumiendo los once días que sobran de luna, en los mismos meses. El inca Viracocha decretó un año de 12 meses que comenzaba con la luna nueva de enero. Cada mes tenía su nombre propio. Después del rey inca Pachacuto, que significa reformador del tiempo, el año empezaba en diciembre, cuando el sol comienza a volver del último punto de Capricornio, que es el trópico más próximo a Cuzco.
La organización de los trabajos se hacía en semanas de nueve días, lo que permitía dividirlas en períodos de tres.
La organizacion calendarica inca estuvo vinculada al regimen agrario que practicaron y, en ello, influyo notablemente la observacion de los movimientos del sol, la Luna y las estrellas.



Al año llamado "Huata", lo dividieron en 12 meses lunares (quilla) de 28 dias (punchau) cada uno y los restantes los dedicaron para sus grandes fiestas de caracter religioso. La noche fue llamada "Tuta" y la hora "Uaycucho".No se sabe, con seguridad, cuando comenzaba el año para los incas, pero, al estar por las reformas impuestas por Pachacutec, parece que lo iniciaban en el mes de diciembre. Los nombres de los meses estuvieron en relacion al desarrollo de las actividad agricola

Capac Inti Raymi para el mes de diciembre,
Camay Quilla para el mes de enero
Hatun Pocoy "hatun pucuy killa" para febrero
Pacha Poqoy para el mes de marzo
Inca Raymi Abril
Aymoray Mayo
Ancay Cuzqui Junio
Chacra Conacuy Julio
Chacra Yapuy Agosto
Coya Raymi Setiembre
Una Raymi Killa Octubre
Aya Marca Raymi Noviembre




Camila Mondragón, Natalia lanchas, Flavia silva, Florencia silvera, cecilia Hernández
Calendario egipcio
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El río Nilo a su paso por Luxor. Poco más allá de sus orillas, el desierto. Ese contraste tan radical en apenas distancia marcó la civilización egipcia, y la estacionalidad del caudal del río nos legó el calendario solar.
El calendario egipcio surge a principios del tercer milenio antes de Cristo y es el primer calendario solar conocido de la Historia. Estaba en pleno uso en tiempos de Shepseskaf, el faraón de la dinastía IV. En los Textos de las Pirámides ya se menciona la existencia de los días epagómenos. El papiro Rhind es el primer texto egipcio que menciona los 365 días del año civil egipcio. Estaba dividido en 12 meses de 30 días cada uno, organizados en tres semanas de 10 días. Al final del último mes de cada año se añadían los cinco días sueltos (los epagómenos) que faltaban para completar el año solar, dedicados al panteón de dioses egipcios.
Los egipcios fueron los primeros de todos los hombres que descubrieron el año, y decían que esto lo hallaron a partir de los astros.
Heródoto Historias II-4
Como el calendario civil egipcio no contó con el cuarto de día que tiene en exceso el año solar astronómico, cada cuatro años perdía un día, por lo que se convirtió en un "calendario errante", donde los acontecimientos "periódicos astronómicamente fijos" vagaban por los meses del calendario.
Calendarios [editar]
En Egipto se utilizaron varios calendarios: el lunar, el solar (civil) y, posiblemente, un tercer calendario lunar secundario, para calcular con precisión efemérides.
Los sacerdotes astrónomos egipcios descubrieron que los calendarios lunares no era prácticos para predecir el inicio de las crecidas del Nilo, calcular las estaciones o contar amplios períodos, y comparándolos con una medición referida al movimiento aparente del Sol y los astros, prefirieron utilizar el calendario solar para usos civiles, por primera vez en la historia.
Los egipcios pueden haber usado un calendario lunar con anterioridad, pero cuando descubrieron la discrepancia entre el calendario lunar y el paso regular de las estaciones, probablemente cambiaron a un calendario estacional, basando su inicio regular en cada inundación anual del Nilo. La primera inundación según el calendario fue observada en la primera capital de Egipto, Memphis, al mismo tiempo que el orto helíaco de la estrella Sotis, para nosotros, Sirio. El año egipcio fue dividido en las tres estaciones de carácter agrícola:
• Ajet (Inundación - fin de verano y otoño en Egipto)
• Peret (Crecimiento - invierno y principio de primavera) y
• Shemu (Cosecha - fin de primavera y principio de verano)
El orto helíaco de Sotis sucedía en el mismo día en el calendario civil egipcio una vez cada 1460 años (el período de esta duración se llamó ciclo sótico). La diferencia entre un año estacional (año solar) y el año civil era por lo tanto de 365 días cada 1460 años, o lo que es lo mismo 1 día cada 4 años. Del mismo modo, los egipcios pudieron calcular que 309 meses lunares (lunaciones) casi igualaban a 9125 días, equivalentes a 25 años egipcios. Estos cálculos fueron probablemente usados en la construcción del calendario lunar secundario.
Durante la mayor parte de la historia egipcia, los meses no tuvieron nombres individuales, sino que numerados dentro de cada una de las tres estaciones agrícolas. A partir del Imperio Medio, sin embargo, cada mes tenía su propio nombre. Estos nombres finalmente evolucionaron en los nombres de los meses en el Imperio Nuevos, que por su parte dieron ocasión a los nombres helenizados que fueron usados en la cronología de Claudio Ptolomeo en su Almagesto y por otros astrónomos de la antigüedad. Los astrónomos en la Edad Media usaron el calendario egipcio debido a su regularidad matemática y a la autoridad científica de Ptolomeo. Copérnico, por ejemplo, construyó sus tablas para el movimiento de los planetas basándose en la medición del tiempo con el año egipcio.
La convención entre Egiptólogos modernos es numerar los meses consecutivamente usando números romanos.
Nombre de los meses [editar]
El calendario civil egipcio tenía tres estaciones de cuatro meses de treinta días, más cinco días epagómenos. Sólo a partir del Imperio Nuevo tendrán su propio nombre los meses del calendario civil. El nombre de los meses sufrió variaciones a lo largo del tiempo, así como la fecha exacta del inicio del año. La denominación que recibe cada uno de los doce meses se corresponde a la época del Imperio Nuevo.
Con la introducción del "Calendario alejandrino" por César Augusto en 26-25 A.c., se incluyó definitivamente el sexto de los días epagómenos por primera vez el año 22 A.c. La adopción de esta medida casi detuvo el corrimiento del primer día del año, el 1 de Thoth, con respecto a las estaciones del año, dejándolo en el 29 de agosto del calendario juliano excepto en el año juliano anterior al bisiesto, cuando el sexto día epagómeno del año ocupaba el día 29 de agosto juliano, desplazando el primero de Thoth al 30 de agosto.1
Nº Nombre estacional Jeroglífico Nombre egipcio Nombre copto Nombre griego Nombre árabe Fecha actual
I Primero de Ajet





Dyehuty Thot Thot Tut 29 de agosto -
27 Septiembre
II Segundo de Ajet





Pa-en-Ipat Paope Paofi Babah 28 de septiembre -
27 Octubre
III Tercero de Ajet





Hut-Hor Hator Athyr Hatur 28 de octubre -
27 Noviembre
IV Cuarto de Ajet





Ka-Hor-Ka Koiahk Shiak Kiyahk 28 de noviembre -
26 Diciembre
V Primero de Peret







Ta-Aabet Tobe Tybi Tubah 27 de diciembre -
25 Enero
VI Segundo de Peret







Pa-en-Mejer Meshir Meshir Amshir 26 de enero -
24 Febrero
VII Tercero de Peret







Pa-en-Amon-Hetep Paremhotep Famenat Baramhat 25 de febrero -
26 Marzo
VIII Cuarto de Peret







Pa-en-Renenutet Parmoude Farmuti Baramudah 27 de marzo -
25 Abril
IX Primero de Shemu








Pa-en-Jonsu Pashons Pajon Bashans 26 de abril -
25 Mayo
X Segundo de Shemu








Pa-en-Enet Paone Payni Ba'unah 26 de mayo -
24 Junio
XI Tercero de Shemu








Apep Epep Epifi Abib 25 de junio -
24 Julio
XII Cuarto de Shemu








Mesut-Ra Mesore Mesore Misra 25 de julio -
23 Agosto
• Más cinco días Heru-Renpet («los que están por encima del año», o días epagómenos), del día 24 al 28 de agosto. También eran conocidos como Mesut-Necheru («del nacimiento de los dioses»), pues se festejaba en ellos el nacimiento de cinco deidades egipcias: Osiris, Horus, Seth, Isis y Neftis. Posteriormente, en idioma copto, fueron denominados Piabot Nkoyxi («el pequeño mes»).
El año uno del calendario egipcio [editar]
Censorino, escritor latino del siglo III, comentó que hacia el año correspondiente a 139 de nuestra Era, coincidió el primer día del calendario oficial egipcio con el orto helíaco de sirio de ese año. Como dicho sincronismo sólo sucede cada 1.460 años civiles, el calendario egipcio tuvo que establecerse hacia las siguientes fechas:2
• 1321-1317 a. C., a finales de la dinastía XVIII, fecha rechazada por ser demasiado cercana;
• 2781-2777 a. C., en el periodo arcaico de Egipto, la fecha más verosímil;
• 4241-4237 a. C., en plena época predinástica, fecha inaceptable para el matemático O. Neugebauer.3
No obstante, A. I. Radwan y J. O. Mills, descubrieron un petroglifo en Nejen (Hieracómpolis, o Kom el-Ahmar), que podría haber sido utilizado para calibrar un año astronómico. Sin embargo, análisis más recientes de la escena representada en el petroglifo han cuestionado que realmente la imagen se refiera a Sotis en absoluto.4 El conocimiento actual de este antiguo periodo de la Historia de Egipto es una cuestión más de especulación que de hechos establecidos.
Inicio de cada año [editar]

El orto helíaco de sirio. Mediada la Primavera Sirio reaparecía centelleando poco antes del amanecer en dirección Este (izquierda). El Sol, bajo el horizonte, y la estrella, rasante. A medida que el Sol se eleva y se aproxima el amanecer su luz va extinguiendo la de Sirio, que rápidamente desaparece (derecha). Este fenómeno tuvo en el Antiguo Egipto una trascendencia religiosa y astronómica de primera magnitud, de la que aún hoy somos herederos.
Inicialmente el orto helíaco de sirio coincidía con el solsticio de verano y el comienzo de las inundaciones. Sirio refulgiendo fugazmente, antes del amanecer, precediendo la salida del Sol y el río desbordándose, devolviendo la vida a la tierra reseca, tenían que ser una manifestación de influencia divina, imposible de obviar en una civilización como la egipcia.
Duración del año [editar]
La primera consecuencia fue que el año egipcio comenzara ese día, pero además, de las observaciones de la estrella llegaron a un nuevo descubrimiento: cada cuatro años la salida de sirio se retrasaba un día, lo que implicaba que el año era de 365,25 días.5 Ese cuarto de día adicional no se tuvo en cuenta para usos civiles, sin que se conozca el motivo; quedó reservado para la élite religiosa y política, hasta la Reforma de Canopus, de manera que el calendario atrasaba un día cada cuatro años; al cabo de 1460 años había atrasado un año completo respecto a las estaciones, y se iniciaba un nuevo ciclo, el ciclo sotíaco.6
Reforma de Canopus [editar]
Los astrónomos egipcios sabían que el año duraba 365 días, pero no consideraron que duraba unas horas adicionales, que no completaban un día. Al no ser contadas estas horas, se acumularon y el calendario civil egipcio se desplazaba días hacia atrás con respecto del calendario astronómico, a este desplazamiento se le llama desfase de tiempo. Una consecuencia de ese desfase fue que las fiestas de una estación se celebraban en otra distinta, así las de verano se celebraban en invierno cada 730 años. Otra consecuencia era que la celebración del orto heliaco de sirio ocurría un día diferente cada cuatro años.
En el año 238 a. C. se reunieron en Canopus, en el templo de los dioses Evergetas, los jefes de los sacerdotes-sabios, llamados hierográmatas "letrados sagrados" y otros líderes religiosos del antiguo Egipto para reformar el calendario.
El objetivo de esta reforma era encontrar la manera para que la fecha 1 Thot, coincidiera con el día del amanecer heliaco de Sirio, y que el planeta Venus, asociado a Isis, la diosa cuyo día se celebraba al principio del año civil, mantuviera su posición.
De acuerdo con sus investigaciones, concluyeron que un año duraba 365 días y 6 horas adicionales. La solución al desfase fue simple: cada cuatro años se añadiría un día más, después de los epagómenos, y ese cuarto año tendría 366 días. El día adicional fue consagrado a los Evergetas.
Pero recelos entre los sacerdotes de las diferentes regiones hicieron fracasar la reforma.
Véase también: Decreto de Canopus
Datación de las fechas [editar]
Los egipcios, para describir las fechas empleaban normalmente el siguiente criterio:
• los años se solían contar desde la llegada al trono del faraón reinante;
• escribían el símbolo correspondiente al año, el mes, la estación o el día, acompañados del número cardinal, en ese orden;
• y añadían los epítetos y títulos del faraón reinante.






































El año 22, segundo mes de peret, día 23, bajo la majestad del rey del Alto y Bajo Egipto Menjeperra (Thutmose III).

También podían fechar haciendo referencia a relevantes acontecimientos, tales como el festival de Amón en Karnak.

Manuel Ruiz
El calendario Azteca

Según sus creencias y simbolismos religiosos, habían elaborado un calendario sagrado de 260 días, que se formaban con la combinación de los signos de los 20 días mas el numero 13. Sus observaciones de la naturaleza los llevaron también a elaborar un calendario solar de 18 meses de 20 días, mas 5 días paras fiestas y ceremonias religiosas.
En 1977 fue hallado sobre el pavimento de la plaza mayor de México un enorme bloque de piedra en el cual a sido tallado un circulo de 3metros de diámetros. Tratases de una piedra labrada que ha recibido el nombre de piedra del sol. Hay quienes interpretan sus signos como constituyentes de una especie de calendario mientras que otros van más lejos, adjudicándole el carácter de resumen de los conocimientos astronómicos de este pueblo.
El sistema de numeración es muy simple. El signo jeroglífico del un ero 5 es la mano del hombre; el dedo meñique es el 1; el anular es el 2; el mayor el 3 y el índice el 4. También se expresaban los números seguidos, del 1 al 19 con un punto por cada unidad. El sistema era vigesimal y no tenían el 0. El símbolo del 20 o “cempohuali” era una especie de bandera con asta; el del 400 era una pluma y el del 800 un saco de copal.

El Calendario Azteca está dividido en varias secciones:

- El disco central. En el está la representación de Tonatiúh, el Sol, con todos los atuendos propios de su importancia.
En los cuatro rectángulos que lo rodean, se representa la leyenda de los cuatro soles.

- Primer Anillo. Lo forman veinte partes iguales con figuras que representan los días del mes Azteca.

- Segundo Anillo. Está formado por 8 segmentos divididos por figuras en forma de V que simbolizan los rayos de luz solar.

- Tercer Anillo. Está dividido en dos bandas anudadas de papel amatl. La parte superior, la más pequeña, contiene la fecha de terminación del Calendario, un ornamento de hierbas y flores y la cola de dos serpientes.
En la parte inferior aparecen los cuerpos de dos serpientes de fuego con escamas, Xiuhcóatl, formada por trece segmentos iguales cada una y el signo Tlachinolli, planta que semeja a una serpiente, con diez círculos pequeños y un doble marco.
En la parte inferior de este anillo, se observan las cabezas de las dos serpientes sobrepuestas, de cuyas fauces salen los rostros de Quetzalcóatl, personificado como Tonatiúh, el Sol, y de Tezcatlipoca, Señor de la Noche. Cada serpiente tiene patas con garras y un penacho con siete círculos cortados por mitad, que simbolizan la Constelación de las Pléyades.
- Cuarto Anillo. En él se representan las estrellas sobre el cielo nocturno. Contiene ciento cincuenta y ocho círculos pequeños que rematan en las bandas de papel amatl.



El Primer Anillo contiene veinte figuras que representan los días del mes. Cada mes se divide en cuatro grupos de cinco días, (llamados quintanas) Los nombres y significados de los días en castellano, son los siguientes:
Cipactli Caimán
Ozomatl Mono
Ehécatl Viento
Malinalli Hierba
Calli Casa
Acatl Caña
Cuetzpalin Lagartija
Ocelotl Jaguar
Cóatl Serpiente
Cuauhtli Águila
Miquiztli Cráneo
Cozcacuauhtli Zopilote
Mázatl Venado
Ollin Temblor
Tóchtli Conejo
Tecpatl Pedernal
Atl Agua
Quiahuitl Lluvia
Izcuintli Perro
Xóchitl Flor

La cuenta de los días comienza con caimán y continúa en sentido contrario al de las manecillas del reloj. Los días van acompañados de un número consecutivo del uno al trece. De esta forma, no se repite la misma figura con el mismo número en un período de 260 días.
El año civil Azteca, Xiuhpohualli.

Se compone de 18 meses, de 20 días cada uno y 5 días de inactividad llamados nemontemi. En total, suman 365 días. El Xiuhpohualli inicia el 2 de febrero y los nemontemi son los últimos días de enero y el primero de febrero.
Cada cuatro años, se agrega un día nemontemi, que equivale al año bisiesto, y cada 130 años se suprime un día nemontemi. De esta forma se obtiene una aproximación al año solar trópico más exacta que la que proporciona el calendario gregoriano en uso.


Integrantes: Victoria Barreto
Marianela Paz
Florencia Sampallo
Micaela Volpe
Calendario Hebreo


El calendario hebreo es un calendario lunisolar, es decir, que se basa tanto en el ciclo de la Tierra alrededor del Sol (año), como en el de la Luna al rodear a la Tierra (mes). Este calendario se basa en un complejo algoritmo, que permite predecir las fechas exactas de luna nueva, así como las distintas estaciones del año, basándose en cálculos matemáticos y astronómicos, prescindiendo desde aquel momento de las observaciones empíricas de que se valieron hasta entonces. En su concepción compleja tanto solar como lunar, el calendario hebreo se asemeja al chino, sin que se sepa de influencia alguna que haya tenido el uno sobre el otro; y también al calendario utilizado por los pueblos de la península arábiga hasta la aparición del Islam, en el siglo VII de la Era cristiana. En cambio, se distingue del calendario gregoriano de amplio uso universal, basado exclusivamente en el ciclo solar-anual; y también del que rige al mundo musulmán desde Mahoma hasta nuestros días, que es puramente lunar.
El calendario hebreo comienza con la Génesis del mundo, que aconteció, según la tradición judía, el día domingo 7 de octubre del año 3761 a. C.; fecha equivalente al 1 del mes de Tishrei del año 1. De esta manera, el año gregoriano de 2009 equivale al año hebreo de 5769 (que comenzó al atardecer del 29 de septiembre del 2008). Para convertir un año del calendario gregoriano a su correspondiente hebreo, basta con sumar o restar la cifra de 3760 (2009 + 3760 = 5769).

El Día Hebraico: El día, en el calendario hebreo, comienza con la salida de 3 estrellas, y culmina con el ocaso. En esto se diferencia del día según el calendario gregoriano, que discurre exactamente de medianoche a medianoche.
La costumbre de ver al día comenzar con la caída del crepúsculo es tan antigua como la Biblia misma, y se basa en el texto bíblico del Génesis 1:5, que al cabo de cada día comenta "Y fue la tarde, y fue la mañana...", de lo que se entiende que cada uno de los días de la creación comenzaba por la tarde. Más explícitamente aún, al prescribir la Biblia el ayuno del Día del Perdón, el Yom Kipur: "El día décimo de este séptimo mes será el día de la Expiación... Será para vosotros día de descanso completo y ayunaréis; el día nueve del mes, por la tarde, de tarde a tarde, guardaréis descanso" (Levítico 23:27-32). Desde entonces, es práctica corriente y antiquísima, que las festividades judías comiencen al caer el sol. Y no sólo ellas: la consabida costumbre de comenzar la celebración de la Navidad con la cena de Nochebuena, tiene sus raíces en tal milenaria usanza hebrea.
Cabe destacar, no obstante, que estudios arqueológicos han revelado que también en la antigua Babilonia se señalaba el comienzo del día al atardecer, y se estima que es ése el origen de la costumbre.

El Mes Hebraico: El mes en el calendario hebreo se basa en el ciclo que cumple la Luna al circunscribir por completo a la Tierra, captando el ojo humano desde nuestro planeta 4 diferentes estadios principales de la Luna, a saber: Luna nueva, Cuarto creciente, Luna llena o plenilunio, y Cuarto menguante. Tal ciclo dura aproximadamente 29 días y medio. Resulta asombroso comprobar que ya los antiguos sabios hebreos supieron calcular la duración exacta de tal ciclo, estimando de acuerdo con sus conocimientos astronómicos que el periplo del satélite en torno al planeta Tierra tenía una duración de '29 días, 12 horas, y otras 793/1080 de hora' (o sea, otros 44 minutos y 3.33 segundos), siendo su error de cálculo de medio segundo. Debido a que la cantidad de días en un mes debía ser exacta, el calendario hebreo estipuló meses de 29 y de 30 días, intercaladamente.
Al final de un mes hebreo, la Luna está completamente a oscuras, y no es visible desde la Tierra. Al despuntar el Cuarto creciente, se alcanza a ver apenas a la Luna como una finísima guadaña, que desaparece en el horizonte minutos después del ocaso: es el comienzo del mes hebreo. Con el correr de los días, crece paulatinamente la parte iluminada de la Luna que se aprecia desde la Tierra, hasta llegar al plenilunio que marca exactamente la mitad del mes. A partir de ahí, vuelve la Luna a menguar con el discurrir de los días, hasta desaparecer por completo, culminando también del mismo modo el mes del calendario hebreo.
Los nombres de los meses hebreos, tal como los conocemos en nuestros días, tienen sus orígenes en la antigua Babilonia, de donde fueron adoptados por los judíos allí desterrados por el rey Nabucodonosor II, exilio que duró 70 años (586 a. C. - 516 a. C.). Más antiguamente, los meses eran denominados tan sólo por su orden numérico, comenzando en la primavera (boreal) por el mes primero, Nisán, y culminando con el duodécimo, Adar. En el Pentateuco se menciona a Nisán como el primer mes del año, al haber sido aquél en que el pueblo de Israel se liberó de la esclavitud de los faraones de Egipto: "Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año" (Éxodo 12:2). Otros nombres de meses mencionados en ciertos libros de la Biblia, especialmente en el Libro de los Reyes, como el "mes de Ziv" (1Reyes 6:37), o "el mes de Bul, que es el mes octavo" (1Reyes 6:38), y también "el mes de Eitanim, que es el mes séptimo" (1Reyes 8:2), fueron seguramente tomados de nombres de meses fenicios, ya que son mencionados en el contexto de las relaciones comerciales entre el Rey Salomón y el Rey Hiram de Fenicia. Los nombres babilónicos, que han llegado hasta nuestros días, aparecen por primera vez en el Libro de Ester y en los de Esdras y Nehemías, y fueron adoptados asimismo por otros idiomas, como el turco moderno (Nisan = abril; Temmuz = julio; Eylül = septiembre; Şubat = febrero).
El año Hebraico: Un año hebreo incluye un ciclo completo de las cuatro estaciones del año, y, a su vez, debe contar con un número exacto de meses lunares. De esta manera, el año hebreo puede tener tanto 12 meses (año simple), como 13 (año bisiesto, o en hebreo שנה מעוברת, "año preñado").
Hoy en día es sabido que las estaciones del año se deben a la traslación de la Tierra en torno al Sol, ciclo denominado en astronomía "año trópico" (365 días, 5 horas, 48 minutos y 44 segundos). Al ser el año trópico sensiblemente más largo que el año lunar de 12 meses (354 días, 8 horas y 49 minutos), se iría corriendo la Pascua judía indefectiblemente hacia el invierno, contrariamente al precepto bíblico, si el año hebreo durase 12 meses de manera constante. Para evitarlo, se agrega un décimotercer mes a fin de año, cada vez que la diferencia acumulativa entre el año solar y el lunar, de unos 11 días por año, alcanza a formar un mes entero.

Romina López
Melissa Giménez
Luis Rodriguez
La Reforma gregoriana.
Sabemos que el año civil está regido por el Sol, por tanto lo podemos definir diciendo que es el tiempo comprendido entre dos pasos consecutivos del Sol por el equinoccio de primavera, lo que en Astronomía llamamos Año Trópico. Este año equivale actualmente a 365,24219879 días, es decir, 365 días medios, 5 horas, 48 minutos, 45 segundos y 98 centésimas de segundo, aunque sabemos, mediante modernas observaciones astronómicas y por observaciones desde satélites artificiales, que la velocidad de rotación de la Tierra no es constante, sino que varía, tanto a corto plazo como a lo largo de los siglos. Concretamente hace 85 millones de años, en el Cretáceo superior, la Tierra se movía un poco más rápido y el año tenía 370,3 días. En el Cámbrico llegó a tener 425. Actualmente la velocidad de rotación tiende a disminuir y por tanto el año medido en días será más corto.
Como se ve, actualmente, sobran casi 6 horas a los 365 días, es decir, casi una cuarta parte de día. Si hacemos que el año dure 365 días justos, cada cuatro ha de sobrar aproximadamente un día. Esta es la corrección que introdujo Julio Cesar en el año 46 aC, pero la corrección Juliana no es suficientemente exacta, puesto que con ella se añaden 44 minutos y 56 segundos de más cada cuatro años, casi ocho días por milenio (concretamente 7,80).
Esta diferencia, aunque pequeña con los siglos se fue acumulando, haciendo que no coincidiesen las estaciones del calendario con las naturales. Ya en el 325 dC el calendario llevaba unos tres días de retraso respecto a las estaciones, de manera que en lugar de caer en el 25 de marzo, el equinoccio de primavera se producía en el 21 de ese mes. Ese mismo año se celebró en Nicea el concilio que lleva el nombre de esta ciudad. De entre las intenciones del concilio estaba la de fijar la fecha de la Pascua, que según las reglas establecidas había de ser celebrada en el primer domingo posterior al plenilunio de primavera, pero a pesar de detectar algún error en el Calendario Juliano no se estableció ninguna reforma ya que, a falta de observaciones precisas, se supuso que los cálculos de Sosígenes podrían haber sido incorrectos al determinar la fecha del equinoccio y por tanto, en lugar de variar la duración del año lo que se hizo fue modificar la fecha del equinoccio de primavera, estableciéndola desde entonces en el 21 de marzo.
Así pues el Calendario Juliano, a pesar de su pequeña incorrección que hacía que al pasar el tiempo fuese aumentando la distancia entre el equinoccio de primavera y la fecha del 21 de marzo, fue siendo utilizado durante dieciséis siglos, aunque el tema se volvió a tratar en los concilios de Constanza (1414 dC) y Trento (1545-1553 dC). Finalmente fue el 24 de febrero del año 1582 dC, cuando el Papa Gregorio XIII, aconsejado por los astrónomos Christopher Clavius y Luigi Lilio, le introdujo una reforma que consistía en ajustar los años bisiestos de manera que los años divisibles por cien pero no por cuatrocientos dejasen de tener 366 días. De esta manera se evitaba el desfase que se estaba produciendo al intercalar excesivos años bisiestos, ya que se suprimían tres días cada cuatro siglos. Así, el año 1600 fue bisiesto y lo será también el 2000 (todos dos son divisibles por cuatrocientos), pero fueron años naturales el 1700, 1800 y 1900 y lo será el 2100. Es por eso que el jueves 4 de octubre de ese año 1582 dC fue seguido por el viernes 15 de octubre, para eliminar los diez días que ya se llevaban acumulados (haciendo que el equinoccio de primavera, que se verificaba ya el 11 de marzo, volviese a caer el 21 de marzo), a pesar de los graves disturbios que aparecieron en muchos lugares por que la gente estaba convencida de que se le habían quitado diez días de vida. Nacía de esta manera el Calendario Gregoriano, vigente actualmente en el mundo occidental con muy pocas variaciones.



Portada del tratado sobre la reforma del calendario de Christopher Clavius.

De hecho, esta corrección del calendario también es incorrecta en dos aspectos:
Primero: hubiera hecho falta restar trece días al calendario vigente y no los diez en que se ajustó. De esta manera los equinoccios y solsticios seguirían cayendo en los mismos días que en la época romana y no en los días 21 de los meses respectivos, como sucede actualmente.
Segundo: la diferencia (por exceso) del Calendario Gregoriano (365,2425 días/año) respecto al año trópico (365,24219879 días) es aproximadamente de un día cada 3.320 años, para ser más exactos aún haría falta que los años múltiples de mil sólo sean bisiestos cuando no son divisibles por 4.000. Por tanto el año 2000 y el 3000 seguirían siendo bisiestos, y el 4000 habría de ser natural.
Hace falta recordar que el cambio de Calendario Juliano a Gregoriano no se produjo conjuntamente en todo el mundo. Fue inmediato en España, seguido poco después por Portugal pero, por ejemplo, en Francia se hizo el 9 de diciembre de ese mismo año (saltando al día 20), la parte católica de Suiza y de Alemania no aceptaron la reforma hasta dos años después, Polonia lo hizo el 1586 dC y Hungría el 1587 dC. En Inglaterra no fue adoptado hasta el año 1752 dC, cuando el 2 de septiembre fue seguido por el 14 de septiembre, once días de corrección. En el mismo año lo hizo también Suecia. Uno de los casos más tardíos fueron los de Grecia, Bulgaria, la antigua Yugoslavia y Rusia que esperó hasta inicios del s. XX, concretamente al 1923. El año siguiente hicieron el cambio Turquía. China esperó al 1912 y Japón hasta el 1873. Esto origina anécdotas curiosas como el hecho de que Cervantes y Shakespeare muriesen el mismo día: el 23 de abril de 1616 dC pero se lleven unos 10 días de diferencia, ya que al morir en países diferentes el calendario no era el mismo.

Apuntes de otros calendarios vigentes.
El calendario judío es una mezcla de calendario lunar y solar (años lunisolares). El año está dividido en doce meses de 29 y 30 días alternativamente. Para restablecer la coincidencia entre las estaciones del calendario y las solares, se añade un nuevo mes cada tres años, con lo que se obtienen los meses embolísticos, de manera que 37 lunaciones o meses sinódicos (1.092,63 días) son 3 años trópicos (1.095,73 días), existiendo tan sólo una pequeña diferencia de un poco más de tres días. Los años se cuentan desde el 7 de octubre del 3761 aC. (»después de la creación del mundo»). El año se inicia con la celebración del Ros Hashanah, o Año Nuevo, que empieza el primer día del mes de Tishri (entre septiembre y octubre). El día empieza a las seis de la tarde. El uno de enero del 2000 irán por el año 5760.
El calendario musulmán es un calendario lunar puro con meses de 29 ó 30 días, obtenido por modificación del calendario Judío. No se añade un mes suplementario cada tres años, lo que hace que las fechas de las estaciones varíen de año en año. Hay años comunes de 354 días y años abundantes de 355. El cómputo de los años empieza con la Hégira, con la huida de Mahoma de la Meca a Medina el 16 de julio del 622 dC. El uno de enero del 2000 irán por el año 1420.
Además de estos hay cerca de 40 calendarios en uso en todo el mundo. Algunos de ellos: Bizantino 7508, Chino 4636 (de tipo lunar), Hindú 1921 (Saka, también de tipo lunar). Las fechas corresponden a sus fechas para el uno de enero del 2000.
La fecha en la que el año cambia es diferente en cada calendario, por ejemplo, griegos y rusos esperan al 7 de enero, para los coptos el año no se iniciará hasta el uno de septiembre, fecha en la que se conmemora la muerte de San Marcos (la iglesia copta ejerce su influencia en Egipto, donde es la segunda religión del país detrás del Islam). Para calendarios de tipo lunar la fecha es diferente para cada año, ya que generalmente no tienen 365 días como el nuestro.
Como calendario histórico, ya fuera de uso, es remarcable el Calendario Maya: constaba invariablemente de 365 días subdivididos en 18 meses de 20 días cada uno, y al final se le añadían cinco días suplementarios. El año se componía de 28 series de 13 días (semanas) siendo la ultima de 14.

El Siglo XXI.
Por último, y como anexo adicional de extrema actualidad, podemos pasar a analizar por que el milenio cambia en el año 2001. Todo viene de que Dionisio el Exiguo consideró como primer año de nuestra era el año uno y no el año cero, aunque es comprensible que no usase el año cero por dos razones:
La primera debido a que el número 0 no había sido aún «descubierto» en Occidente, donde apareció siglos después, junto con el sistema de numeración actual, de la mano de la cultura islámica, que lo había tomado de la cultura hindú. Según algunos autores, las primeras referencias del concepto de cero se tienen en occidente de los matemáticos y astrónomos hindúes en el siglo VI, aunque ciertas culturas indígenas americanas (mayas y aztecas) ya lo utilizaban previamente, aunque estaban «desconectados» del mundo romano.
Y segundo, ya que naturalmente no tiene demasiado sentido dar a un año la numeración 0 (cero), la negación de la cantidad, ya que los años se miden en números ordinales, a pesar de que los llamamos como cardinales por comodidad. Los ordinales se refieren a un «orden», una secuencia, y el lugar cero no tiene sentido. Incluso, cuando la Revolución Francesa creó el nuevo Calendario Republicano en 1793 dC, no imaginó que sus días habían de empezar por el número 0, sino que recurrió al número 1 para designar su primer día y año: éste se iniciaba el 22 de septiembre del 1792 dC, día de instauración de la República, estaba dividido en doce meses de treinta días (repartidos en tres décadas) y para finalizar el año añadían cinco días que en los años bisiestos eran seis. Los meses fueron rebautizados con nombres relativos a aspectos climatológicos o agrícolas. Fue abolido por Napoleón I en 1806 dC.
La falta de este año cero es el motivo por el que la secuencia de años cerca del principio de nuestra Era es la siguiente:
..., 4 aC, 3 aC, 2 aC, 1 aC, 1 dC, 2 dC, 3 dC, 4 dC,...
Según esta cronología, Cristo nació al final del año 1 aC ya que, como hemos explicado anteriormente, el año 1 dC, es el año siguiente al nacimiento y el anterior a éste fue el 1 aC. La idea de llamar los años como «aC» fue introducida por Bede en el siglo VIII.
Por tanto no había pasado un año de nuestra era hasta el uno de enero del año 2 dC. De la misma manera, si se toma como a término modular el siglo (cien años consecutivos), al inicio del año 100, habrán transcurrido 99 años (100-1) y por tanto el siglo II no empezó hasta el inicio del año 101. Igualmente el inicio de cada siglo corresponde al primero de enero de cada cambio de centena (201... 2001). Así pues se cambió de milenio a inicios del 1001 y se volverá a producir este cambio a inicios del 2001, que será el principio del tercer milenio de nuestra era. De esta manera queda claro que sólo habrán pasado 2.000 años, 2 milenios enteros, a medianoche del 31 de diciembre del 2000.
Considerando la cuestión aritméticamente, la única manera racional de tratar el tema, resulta sencillo y es increíble de verdad que se haya tan solo de debatir. En otros casos similares no se plantea ninguna duda: a nadie se le ocurrirá decir que el mes de febrero empieza, hasta que no ha terminado del todo el 31 de enero. Igualmente cuando se trata de cobrar, por ejemplo 2.000 euro, también se exige el euro que hace dos mil todo entero. Tienes 1 año cuando has completado una órbita alrededor del sol con los pies sobre la Tierra: con once meses de vida no tienes un año, pero si que estás en el primer año de vida. Con un año y once meses aún decimos que tenemos un año (o lo dicen por nosotros), es decir, transcurrimos con un solo año a lo largo de nuestros dos primeros años de vida. Cuando te piden 3 años de experiencia tienes que estar en el cuarto en el que realizas la actividad. ¿Cuantos dedos tienes, nueve?, Me miro las manos y cuento: 0,1,2,3...9, con lo que el décimo será el de los pies. Es evidente que el cambio de decena se produce con el onceavo, igual que una docena va del 1 al 12 (el huevo número 13 ya es de la docena siguiente), una centena lo hace del 1 al 100 y un siglo igual, y un milenio va desde el año 1 hasta el 1000.


Una decena va del uno al diez. Una centena se compone de cien unidades, el número 100 incluido.

Los mayas contaban los días del mes del 0 al 19 (y no del 1 al 20). Igualmente, el primer minuto de cada hora es el cero (por ejemplo 12:00), cuando han pasado los 60 segundos el reloj marca un minuto, que es el tiempo transcurrido (por ejemplo 12:01) y no el tiempo que está transcurriendo que sería el segundo minuto. Se podría hacer igual para medir las fechas, indicando un número de año anterior, un número de mes anterior, y incluso un día antes. Una vez acostumbrados sería igual de práctico que el sistema actual y de esta manera nunca tendríamos ningún problema para ponernos de acuerdo en que momento cambian los siglos y los milenios.
Es preciso no olvidar que cuando se mide en unidades, ya sea de longitud, de superficie o de capacidad (y podemos considerar que el tiempo se mide en unidades de longitud por el movimiento uniforme de un cuerpo, como es el de las agujas de un reloj sobre una esfera, o incluso de capacidad en relojes de arena o agua), los números enteros expresan una cantidad de unidades desde el principio de la primera hasta el final de la última unidad, de manera que 100 años, es decir un siglo, representan el espacio de tiempo transcurrido desde el principio del año 1 hasta el final del año 100. Es preciso no confundir también los números cardinales con los ordinales. Cuando decimos 8 metros queremos indicar la terminación del metro que hace ocho, en cambio cuando decimos el metro 8º nos referimos a todos los puntos comprendidos en el metro que hace ocho. Así resulta que si restamos 3 unidades de 8 nos resultan 5, pero si tratamos de encontrar el número de unidades comprendidas entre los metros 3º y 8º encontramos 4 y es que en este caso se sobreentiende el principio del metro 8º y no el final, como cuando decimos 8 a secas. Por la misma razón en el año 2000 nos encontraremos ya en el año 100º del siglo XX pero no habrán transcurrido los 100 años o el siglo entero hasta la finalización completa del año 2000.
Es de esperar que desde ahora quede aclarado porque el siglo XXI empieza a inicios del año 2001. En todo caso, después de toda esta exposición de detalles lo que no es demasiado aceptable es el razonamiento pseudo-científico, enraizado en algunos ámbitos, basado en que si el año tiene 365 días, existiendo un día de más cada año bisiesto, resulten, para la totalidad de un siglo, unos 25 días sobrantes, que multiplicados por 20 siglos, dan un exceso de tiempo en toda nuestra Era equivalente a 484 días: 1 año y 4 meses, de manera que llegaríamos mucho antes al siglo XXI. Al contrario, como hemos visto, estos años bisiestos sirven precisamente para corregir el calendario y mantenerlo en concordancia con la sucesión de las estaciones, es decir, con el Sol. De otra manera, acabaría coincidiendo la primavera del calendario con la caída de las hojas.
Es, hasta a cierto punto, comprensible que existan ciertas dudas, pero si que nos interesa dejar claro que el cambio de milenio se produce en el año 2001, ya que es evidente que el cambio de las dos primeras cifras seculares de los números 1999 a 2000 parece turbar a gran número de personas. Es cierto que no es lo mismo este paso de las 999 milésimas como el cambio de 17 a 18, de 18 a 19, pero, para el que lo ha querido entender, no existe tampoco otra diferencia que la de 9 a 10 y del número 99 al 100, es decir, el complemento de la decena y la centena en el sistema métrico decimal.
A pesar de las explicaciones que hemos ido desgranando hasta ahora, parece muy probable que la mayor parte de la gente, aún conociendo que el siglo y el milenio empiezan en el 2001, celebrará con más entusiasmo el inicio del año 2000 que no el 2001, redondear el número y hacer correr tres cifras llama más la atención (de la misma manera que nos llama la atención un fenómeno similar en el cuentakilómetros de nuestro coche). Personalmente creo que también será así, una parte de irracionalidad la tenemos todos, pero lo que es bien cierto, es que en este caso tampoco podemos huir de la racionalidad aritmética, creando verdades a nuestra medida. Por tanto existe otra posibilidad para celebrar el cambio de siglo y milenio que es hacer dos celebraciones, así contentaremos a todo el mundo y ¡Siempre son mejor dos que una!
Lo que es bien cierto, es que, por ejemplo, en el día de nuestro aniversario, nuestros familiares y amigos nos felicitan a partir de las 00:00 horas del día de nuestro nacimiento y durante todo el día, a pesar de que a las 00:00 aún no cumplimos los años. Faltan unas horas, y incluso no sabemos cuantas exactamente debido a los cambios de hora de verano, las precesiones de los equinoccios, el meridiano local del hospital donde nacimos, el efecto de los años bisiestos,... Lo que es correcto es celebrarlo en el momento exacto pero para celebrarlo no hacemos lo que es correcto, hacemos sencillamente lo que todos acordamos hacer y nada más. Por tanto, a pesar de que el siglo XXI empieza el 1º de enero del 2001, eso no tiene nada a ver en brindar y celebrar el siglo XXI en otra fecha, de la misma manera que celebramos los aniversarios a partir de las 00:00 horas del día de nuestro nacimiento, o a veces lo hacemos días después, en fin de semana. Ser dueños del saber no significa que tengamos el derecho de discutir con el 99,9% de la población cuando celebrar ciertos aniversarios, aún teniendo la obligación de informar de la corrección de éstos.
También se ha de admitir que resulta una paradoja, en una época en la que todo el mundo acaba adoptando el sistema métrico decimal, que en la medida del tiempo aún se mezclen ideas babilónicas, mitologías romanas, decisiones papales y otras invenciones peculiares. En el cómputo del tiempo coexisten sistemas de base 7, de base 12, o de base variable. Si no fuese por los insalvables trastornos que provocaría, además de perder un gran legado cultural y histórico aplicado a la manera de contar el tiempo, valdría la pena de establecer, a nivel mundial, un único sistema totalmente racional de cómputo temporal, unificando a base diez las unidades de medida: pero esto implica tirar todos los relojes actuales, rediseñar la semana, convirtiéndola en decimana, modificar todas las unidades de medida referidas al tiempo (como km/h), etc...
Como a conclusión final, sólo podemos afirmar que acaba siendo irrelevante saber cuando llegamos al siglo XXI, ya que no es un instante concreto dadas las múltiples posibilidades que tenemos, dependiendo de donde estemos y de las convenciones establecidas que queramos considerar (siendo imposible considerarlas todas o ninguna porque son contrapuestas) y además porque el siglo XXI no es un convenio universal, sólo sirve para un solo calendario en medio de los muchos que tenemos los humanos para medir esto que llamamos tiempo y que aún poco sabemos si existe o no. En realidad la enumeración de los años, meses, semanas, días, minutos y segundos que seguimos son totalmente anecdóticos respecto a la naturaleza del tiempo, simplemente nos sirven para definir un sistema de coordenadas temporales y poco más.
El Calendario Chino.

El calendario Chino es lunisolar, a diferencia del calendario gregoriano (el común) que utiliza el sol como referencia, el Chino utiliza tanto las fases del sol como las de la luna.










ORIGEN

_ El origen de este calendario se dice que fue cuando el llamado “emperador amarillo” el cual introdujo 5 ciclos de doce años regidos por animales distintivos: Rata, Toro, Tigre, Liebre, Dragón, Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo, Perro y Cerdo, alrededor del año 2637a.C.

_Algunos atribuyen que el origen del calendario chino tradicional lo creo la civilización Xia (primera dinastía en la historia china), que ocupaba la región durante el siglo XXII a. C.

_Otros atribuyen directamente al mítico Huang di, unificador y primer emperador de la China, que vivió en el siglo III a. C.
_Los historiadores dicen que su origen se sitúa hacia la mitad de la dinastía Shang (1300 a. C.), cuando se tiene primera constancia documental de la utilización de las cuentas cíclicas para los días.


Pasaron los siglos y hacia el año 104a. C, por medio de sistemas de observación y de medición de las sombras proyectadas por un palo vertical llamado gnomon, los antiguos astrónomos chinos llegaron a estimar la duración del año en 365,2502 días, una aproximación excelente para la época. Ya sobre el año 480 de nuestra Era, el gran sabio Ju Chongzchi lo estableció en 365,2428 días, con un exceso de tan sólo 52 segundos sobre el valor vigente (365,2422).


Acotación: El calendario chino tradicional era lunar, pero ello causaba graves problemas a los agricultores porque no había forma de fijar las estaciones en él.

Principios del calendario chino
El año chino consta de 12 lunaciones (doce meses lunares) lo que supone entre 353 y 355 días.
Cada cierto tiempo (más o menos, cada tres años) se intercala un año embolismal (un año con 13 meses lunares) de entre 383 y 385 días.
Los chinos medían el año por el retorno del solsticio de invierno, y para ello se usaban el gnomon.
Cada mes el sol entra en una constelación del zodiaco diferente. Si en un mes el sol no entra en una constelación, ese es el mes a intercalar. Se llama con el nombre del mes anterior pero con el prefijo "shun".
Los meses se clasifican en 3 grupos: meng (primero), Zhong (medio), Ji (último).
Las estaciones se dividen en cuatro, Chun (primavera), Xia (verano), Qiu (otoño) y Dong (invierno).
Los meses chinos están compuestos por tres semanas de 10 días cada una.
Los días del mes se cuentan por sus ordinales. El día comienza a media noche y se divide en 12 schis. Cada schi consta de dos horas. Cada schi se divide en ocho ke (cuartos de hora). Una hora se llama tschuco, un jike es un cuarto de hora.
Facundo Estevez
Juan Rodríguez
Christian Celada
Gonzalo Velasquez
EL CALENDARIO MAYA.







Es uno de los calendarios escritos más precisos y sofisticados que hayan desarrollados las civilizaciones antiguas y uno de los mayores logros culturales de la Civilización Maya.
A través del mismo la casta sacerdotal interpretaba los años que se iniciaban, los venideros y el destino de los hombres, ya que eran los depositarios del conocimiento matemático así como el astronómico y con ellos hacían una interpretación total del cosmos.
Su precisión parte de una cuenta continua e ininterrumpida de los días a partir de un día cero, a esta cuenta los mayas llamaron “Kin”. Todas las civilizaciones han sentido la necesidad de marcar el paso del tiempo, tomando como punto de inicio ya sea un evento histórico (el nacimiento de Jesús en el calendario Gregoriano) u otro acontecimiento importante. En este caso se supone que los Mayas eligieron se punto de partida debido a un evento astronómico de fundamental importancia ocurrido el 13 de agosto de 3114 A.C del calendario gregoriano, terminando el 21 de diciembre de 2012 del mismo.
El inicio coincide con el nacimiento de Hun-nal-ye. En el Popol- Vuh libro maya-quiche se relata la creación del cosmos a partir de la victoria de los gemelos Hunabpu e Ixbalanke sobre los regentes del cielo y del inframundo, pues una vez realizada la hazaña surge Hun-nal-ye (que es el primogénito del dios del maíz) de las profundidades del inframundo y a partir de esto, pueden dedicarse los creadores a la tarea de la última creación: la de los seres humanos y del sol que le imprimirá movimiento y calor al mundo.
Desde su nacimiento los mayas se guiaban por este calendario y todo giraba a su alrededor. Se sabe que los mayas llevaban varias cuentas calendáricas independientes de los Kin que estaban sincronizadas con el calendario “tzolkin” y el calendario “haab”.
El calendario maya es cíclico porque se repite cada 52 años mayas.
El calendario sagrado de de 260 días llamado” tzolkin o bucxoh “ que se dividían en 20 meses (“kines”) combinados con 13 guarismos .
El calendario civil de 365 días llamado “haab” se dividía en 18 meses (“uinales”) de 20 días (“kines”) cada uno y cinco días adicionales llamados “uayeb” para formar un ciclo sincronizado que dura 52 tunes o haabs o 18.980 kines (días).
Algunas inscripciones mayas de la cuenta larga están suplementadas por lo que se llama serie lunar, otra forma del calendario que provee información de la fase lunar.
Otra forma de medir los tiempos era medir ciclos solares como equinoccios y solsticios, ciclos venusianos que dan seguimiento a las apariciones y conjunciones de Venus al inicio de la mañana y la noche. Muchos eventos en este ciclo eran considerados adversos y malignos, y ocasionalmente se coordinaban las guerras para que coincidieran con fases de este ciclo.
Los ciclos se relacionan con diferentes dioses y eventos cósmicos. Es así como el quinto sol representa el final del ciclo estelar asociado a la luna y el inicio del periodo conocido como El sexto sol asociado al regreso de Kukulkan.

Los primeros veinte números mayas se escriben así:




La utilización del cero representa un gran descubrimiento, pues presupone un profundo conocimiento de las matemáticas. Este fue utilizado por los mayas 900 años antes de que los árabes lo llevaran a Europa.
El calendario tzolkin.



El calendario Haab.



EL CICLO DE 18,980 DIAS - LA RUEDA CALENDARICA
La combinación de los calendarios de 260 y 365 días crea un ciclo mayor de 18,980 días (el mínimo común múltiplo de 260 y 365), a esta combinación se le ha llamado la Rueda Calendárica. Sus cuatro elementos (numeral-glifo Kin y numeral-glifo Winal) juntos solo se repiten cada 18,980 días. Una gran cantidad de monumentos mayas solamente registran la fecha de la Rueda Calendárica. Aquí se ven los cuatro elementos de la Rueda Calendárica para el Wuinal maya llamado Pop que corresponde a las fechas del 7 al 26 de abril del año 2000 y el primer día del siguiente Winal maya llamado Uo.


Rodrigo ALEXANDRE. Antonio MACHADO. Dario PEREZ. Maximiliano SCOTTI.

miércoles, 28 de abril de 2010


La Atmósfera.

La atmósfera la cual es la parte gaseosa de la Tierra que constituye la capa más externa y menos densa del planeta. Se constituye de varios gases que varían en cantidad según la presión a diversas alturas.

Esta capa de gases protege la vida de la Tierra, absorbiendo gran parte de la radiación solar en la capa de ozono, además, actúa como escudo protector contra todo tipo de elemento que choque contra la tierra, los cuales se desintegran a causa de la fricción que sufren al hacer contacto con esta.

En la atmósfera terrestre pueden distinguirse dos regiones con distinta composición, la homosfera y la heterosfera.

Homosfera.
La homosfera ocupa los 100 km inferiores y tiene una composición constante y uniforme.
• oxígeno (20,946%)
• nitrógeno (78,084%)
• argón (0,934%)
• dióxido de carbono (0,046%)
• vapor de agua (aprox. 1%)
• neón (18,2 ppm)
• helio (5,24 ppm)
• kriptón (1,14 ppm)
• hidrógeno (0,5 ppm)
• ozono (11,6 ppm)
Heterosfera.
La heterosfera se extiende desde los 100 km hasta el límite superior de la atmósfera (unos 10.000 km); está estratificada, es decir, formada por diversas capas con composición diferente.
• 100-400 km - capa de nitrógeno molecular.
• 400-1.100 km - capa de oxígeno atómico.
• 1.100-3.500 km - capa de helio.
• 3.500-10.000 km - capa de hidrógeno.

Capas de la atmósfera y Temperatura.
La temperatura de la atmósfera terrestre varía con la altitud. La relación entre la altitud y la temperatura es distinta dependiendo de la capa atmosférica considerada.
Las divisiones entre una capa y otra se denominan respectivamente tropopausa, estratopausa, mesopausa y termopausa.
Troposfera
0 - 9/18 km, la temperatura disminuye con la altitud. La troposfera es la capa inferior (más próxima a la superficie terrestre) de la atmósfera de la Tierra. A medida que se sube, disminuye la temperatura en la troposfera. En la troposfera suceden los fenómenos que componen lo que llamamos tiempo.
Estratosfera
9/18 - 50 km, la temperatura permanece constante para después aumentar con la altitud. La estratosfera es la segunda capa de la atmósfera de la Tierra. A medida que se sube, la temperatura en la estratosfera aumenta. El ozono provoca que la temperatura suba ya que absorbe la luz peligrosa del sol y la convierte en calor. La estratosfera está por encima de la troposfera.
Mesosfera
50 - 80/90 km, la temperatura disminuye con la altitud. La mesosfera es la tercera capa de la atmósfera de la Tierra. La temperatura disminuye a medida que se sube, como sucede en la troposfera. Puede llegar a ser hasta de -90° C. Es la zona más fría de la atmósfera. La mesosfera empieza después de la estratosfera.
Ionosfera
La termosfera o ionosfera: 80/90 - 600/800 km, la temperatura aumenta con la altitud. La termosfera es la cuarta capa de la atmósfera de la Tierra. Se encuentra arriba de la mesosfera. A esta altura, el aire es muy tenue y la temperatura cambia con la actividad solar. Si el sol está activo, las temperaturas en la termosfera pueden llegar a 1.500° C e incluso más altas. La termosfera de la Tierra también incluye la región llamada ionosfera.
Exosfera
La última capa de la atmósfera de la Tierra es la exosfera (600/800 - 2.000/10.000 km). Esta es el área donde los átomos se escapan hacia el espacio.

Rodrigo Alexandre 4º4 nº1

viernes, 23 de abril de 2010

Informacion General - La Tierra


Datos Importantes:

-La Tierra es el tercer planeta desde el Sol y el quinto en tamaño.

-Órbita: 149.600,000 km (1.00 UA).
-Diámetro: 12,756.3 km.
-Masa: 5.9736e24 kg.

La Tierra es el tercer planeta desde el Sol, el quinto más grande de todos los planetas del Sistema Solar y el más denso de todos, respecto a su tamaño. Se desplaza en una trayectoria apenas elíptica alrededor del Sol a una distancia de 150 millones de kilómetros.

Es un planeta rocoso geológicamente activo que está compuesto principalmente de roca derretida en constante movimiento en su interior, cuya actividad genera a su vez un fuerte campo magnético. Sobre ese ardiente líquido flota roca solidificada o corteza terrestre, sobre la cual están los océanos y la tierra firme.

Su núcleo está compuesto principalmente de hierro y níquel. Las temperaturas en su centro pueden alcanzar los 7.250 ºC, mayores incluso que en la superficie del Sol.

Posee un único satélite natural llamado Luna, en relación con su planeta, el más grande del sistema solar. Es mucho menos denso que la Tierra, aunque provino de ella a causa de un impacto de asteroide que expulsó al espacio el material liviano que formaría la luna, mientras que el material más denso regresó a la tierra.

Características atmosféricas: Presión: 101.325 Pa

Composición:

Nitrógeno


Oxígeno


Argón


CO2


Neón


Hidrógeno


Helio


Metano


Kriptón


Óxido nitroso


Xenón


CO


Ozono


Modelo geoestático:

  • Corteza. Es la capa más superficial y tiene un espesor que varía entre los 12 km, en los océanos, hasta los 80 km en cratones (porciones más antiguas de los núcleos continentales). La corteza está compuesta por basalto en las cuencas oceánicas y por granito en los continentes.
  • Manto. Es una capa intermedia entre la corteza y el núcleo que llega hasta una profundidad de 2.900 km. El manto está compuesto por peridotita. El cambio de la corteza al manto está determinado por la discontinuidad de Mohorovicic. El manto se divide a su vez en manto superior y manto inferior. Entre ellos existe una separación determinada por las ondas sísmicas, llamada discontinuidad de Repetti (700 km).
  • Núcleo: Es la capa más profunda del planeta y tiene un espesor de 3475 km. El cambio del manto al núcleo está determinado por la discontinuidad de Gutenberg (2.900 km).

Modelo geodinámica:

  • Litosfera. Es la parte más superficial que se comporta de manera elástica. Tiene un espesor de 250 km y abarca la corteza y la porción superior del manto.
  • Astenosfera. Es la porción del manto que se comporta de manera fluida. En esta capa las ondas sísmicas disminuyen su velocidad.
  • Mesosfera. También llamada manto inferior. Comienza a los 700 km de profundidad, donde los minerales se vuelven más densos sin cambiar su composición química. Está formada por rocas calientes y sólidas, pero con cierta plasticidad.
  • Capa D. Se trata de una zona de transición entre la mesosfera y la endosfera. Aquí las rocas pueden calentarse mucho y subir a la litosfera, pudiendo desembocar en un volcán.
  • Endosfera. Corresponde al núcleo del modelo geoestático. Formada por una capa externa muy fundida donde se producen corrientes o flujos y otra interna, sólida y muy densa.
    Rodrigo Alexandre 4º4 nº1